A todos nos gusta ayudar y está socialmente aceptado afirmar que si destinamos nuestro tiempo o dinero para dárselo a otras personas, es que somos ‘personas empáticas’. Pero, ¿realmente lo somos? Desde iHelp ahondamos en qué significa ser empático y qué connotaciones tiene este saber ‘ponernos en los zapatos del otro’ para hacer de nuestro mundo un lugar más amable y bondadoso.
Cuando nuestro corazón está repleto de empatía, un fuerte deseo de eliminar el sufrimiento ajeno surge dentro de nosotros (Matthew Quick)
La psicología de la empatía
En iHelp no solo queremos ser un crowdfunding solidario, sino que nos gusta indagar sobre temas psicológicos, emocionales y sociales que nos ayuden a comprender qué significa ser solidarios y por qué lo somos.
En general, la empatía es entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprendiendo sus emociones y sus pensamientos, lo que permite reaccionar ante las necesidades de los demás.
Está considerada como una capacidad cognitiva que va más allá del sentimiento del ‘yo’ y nos permite imaginar, sentir y percibir las emociones y los sentimientos de los demás, siempre teniendo claro que no somos esa otra persona. Lo contrario sería la ‘indiferencia’, insensibilidad’ o ‘egoismo’ que, en un extremo, se relaciona con personas narcisistas.
Practicar este ‘Namaste’ (“mi alma honra vuestra alma”) nos permite mejorar como personas. Y, para iHelp, se trata de una característica principal que como individuos sociales da sentido a nuestras vidas y un paso que nos lleva al tan deseado altruismo.
¿Nacemos empáticos o egoístas?
Como en todo, existen muchas teorías al respecto. Las basadas en la evolución defienden que, al ser seres gregarios, nacemos con capacidad empática; otras que la adquirimos con 4 años y otras que sostienen que la empatía que se desarrolla por etapas en nuestro crecimiento.
Sea como sea, la Neurociencia nos dicen que de base, los seres humanos somos ‘naturalmente compasivos’ y que nuestras estructuras cerebrales (neuronas espejo, por ejemplo), y las recompensas hormonales que se generan (oxitocina o vasopresina al sentir placer cuando nos vinculamos con otras personas, otro ejemplo), son proclives a establecer, reforzar y mantener los vínculos humanos.
Podemos ver que los niños sí que tienen gestos empáticos y altruistas, como cuando uno se cae y otro llora, o cuando se ayudan mutuamente. Por ello, lo más aceptado es que la empatía forma parte de nuestros genes y que nuestro posterior desarrollo y las experiencias que vamos viviendo son los que van modelando esta capacidad.
Es especialmente importante el trato que recibimos de niños, cómo nos enseñan a comportaros en diferentes contextos y nuestros vínculos sociales, que serán los que irán reforzando o no nuestra naturaleza empática.
La empatía, una decisión adulta
Como hemos visto, nuestra familia, nuestra cultura y nuestras decisiones nos refuerzan este don de ser empáticos que, como adultos, se convierte incluso en una decisión.
Sabemos que los traumas infantiles y cómo hemos sido tratados de niños influyen mucho en la forma que tenemos de ver la vida y, sobre todo, la clase de personas que nos convertimos de adultos. Pero como individuos responsables, podemos ir más allá y reforzar día a día, acción a acción, esta capacidad que tenemos de fábrica.
Para desarrollar la empatía necesitamos una educación con una mirada de compasión hacia uno mismo y los demás; con un alto desarrollo de la inteligencia emocional e inclinada hacia la socialización. Pero, ¿no todos hemos tenido la oportunidad de vivir esto en nuestras casas, verdad?
A pesar de que estamos programados biológicamente para sentirla, la influencia de nuestros padres y cuidadores es vital, y no todos hemos tenido unos referentes que nos hayan enseñado a utilizar y vivir la empatía de manear temprana. Seguramente porque ellos no sabían o no podían (padres fríos, egoístas, indiferentes, o ausentes, por ejemplo).
Esto no significa que no podamos conquistar la empatía ahora.
¿Cómo trabajar en nuestra empatía?
¡Si quiero, puedo! Para ser una persona más empáticas es vital que nos planteemos quiénes queremos ser y si elegimos entender y responder de manera afectiva hacia lo que las demás personas viven y sienten.
6 consejos para ser más empáticos en la vida
¿Queremos vivir hacia los demás o solo para nosotros mismos? Si elegimos lo primero en iHelp te damos los siguientes consejos:
- Conocernos mejor, podemos hacerlo al lado de un profesional que nos ayude a comprendernos más y mejor.
- Poco a poco tratar mejor a nuestro ego, no dándole tanta importancia y encaminando nuestra vida hacia un conocimiento menos ‘egoísta’
- No ponernos etiquetas, ni a nosotros mismos ni a los demás.
- Abandonar nuestros prejuicios y estar abiertos a nuevas opiniones y puntos de vista.
- No tomar conclusiones sobre nada, estar abiertos a la escucha.
- Ser conscientes de que todo el mundo carga ‘su losa’, por lo que todos pasamos de alguna u otra manera por situaciones complicadas.
Y, especialmente, te animamos a DONAR y a CREAR UN RETO, a hacer algo bueno para los demás. En iHelp nacimos exactamente para eso, para que el valor del altruismo y la empatía sea un valor general en la sociedad española y no sea difícil comprometernos con los demás.
En nuestra plataforma de crowdfunding solidario te ayudamos a hacer algo bueno por los demás, de manera totalmente gratuita y transparente. ¡No te quedes sin ayudar!